Jose Ignacio Moreno León
La crisis de la democracia es también la crisis de la civilización occidental. Para comprenderla, resulta útil volver a las reflexiones de José Ortega y Gasset, uno de los filósofos más lúcidos del siglo XX, cuyas advertencias sobre el rumbo de la política y el papel de los ciudadanos mantienen plena actualidad.
En La rebelión de las masas (1930), Ortega describió al hombre masa, no como una clase social, sino como una actitud vital: aquel que, sintiéndose vulgar, reclama el derecho a la vulgaridad, se niega a superarse y desprecia cualquier autoridad intelectual o moral. Vive de logros ajenos sin comprenderlos y busca imponer su mediocridad como norma. Esta figura, anticipó Ortega, es terreno fértil para el populismo, los totalitarismos y los radicalismos extremos.
De allí su advertencia: la democracia liberal solo puede sostenerse si cuenta con ciudadanos responsables y dirigentes cultos, preparados y con vocación de servicio. La jerarquía que proponía no era de sangre ni de riqueza, sino de mérito. Sin esa élite de líderes éticos y con visión de futuro, la democracia entra inevitablemente en crisis.
También señaló Ortega los riesgos de la masificación cultural y de la subordinación de la técnica. En la era de la inteligencia artificial, su llamado a humanizar la tecnología y ponerla al servicio de proyectos vitales es más urgente que nunca.
La crisis actual de la democracia responde, en buena medida, al déficit de cultura cívica y al descuido del capital social. Donde los ciudadanos no aprenden a participar, a elegir con criterio ni a reclamar con firmeza, se abre paso el paternalismo estatal y el populismo. Por eso urge promover educación cívica, participación ciudadana y relaciones de confianza en la sociedad.
Se requiere un Estado eficiente, que no sea un botín de caudillos ni un obstáculo burocrático, sino un instrumento al servicio de los ciudadanos. Y hace falta un liderazgo meritocrático y ético, no enamorado del dinero ni de la publicidad, sino de la justicia y de la humanidad, como recordaba Martin Luther King.
Hoy el desafío es transformar, con la educación y la acción cívica, la rebelión de las masas en la rebelión de los ciudadanos. Porque la democracia no surge por generación espontánea ni se hereda: se aprende, se practica y se defiende cada día.

excelente, oportuna, precisa y sobre todo didactica
Mas que nunca tiene vigencia ese valioso estudio sociológico de José Ortega y Gasset. Es una vívida diseccion de la claque que detenta el gobierno actual de Venezuela.