Esta foto fue viral en las redes sociales. Fue en una marcha del candidato Miguel Pizarro en Petare. Foto: Contrapunto.
Encapuchados, fusiles en mano, vestidos con las camisas rojas del chavista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV): así se ven algunos de los atacantes de las caravanas opositoras durante las últimas dos semanas.
En lo que va de campaña para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre,han sido al menos ocho los ataques armados denunciados por la oposición, que los atribuye a militantes del PSUV.
Pero el oficialismo niega que los agresores sean de sus filas: «La derecha está pagando de US$30.000 a US$50.000 a quienes finjan ser chavistas y salgan a las calles con armas», aseguró el jueves el presidente, Nicolás Maduro, quien sin embargo no aportó pruebas.
Los venezolanos están acostumbrados a que cualquier evento que ocurre en este país polarizado tenga dos versiones, pero pocos dudan de que la violencia se tomó la campaña electoral.

La muerte de Luis Manuel Díaz
El ataque que puso a la violencia política en el primer renglón de la campaña fue en el que cayó abatido Luis Manuel Díaz, de 44 años, un activista del partido opositor Acción Democrática (AD).

Se produjo en la ciudad de Altagracia de Orituco, en el central estado Guárico, poco después de la intervención de Lilian Tintori, esposa del opositor Leopoldo López.
Mientras desarmaban la tarima, cuando ya la prensa se había ido del lugar, se oyó una ráfaga de disparos.
El secretario ejecutivo de AD, Henry Ramos Allup, atribuyó la muerte a «bandas criminales del PSUV».
Maduro pronto rechazó la acusación, y el jefe del comando de campaña del PSUV y alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, anunció una demanda del partido por calumnia a Ramos Allup.
Las autoridades han informado que el homicidio parece producto de un «ajuste de cuentas» entre bandas armadas.
Díaz, quien según las autoridades era parte de una banda delincuencial, estaba siendo juzgado por su presunta participación en otro homicidio, de acuerdo a la Fiscalía.

Los otros ataques
Solo horas antes de que se produjera la balacera, una de las dos avionetas de la comitiva de Tintori se accidentó en la pista después de aterrizar.
«La misma que había aterrizado dos veces sin problemas, estaba sin frenos», dijo Tintori en una rueda de prensa el jueves.
«No tengo duda de que crearon ese escenario, no tengo duda que esa avioneta que estuvo ahí fue intervenida por el régimen», aseguró.
Y remató: «Me quieren matar».
Las autoridades no se han pronunciado sobre el hecho.

Pero para la oposición se trató de un evento más de una estrategia de amedrentamiento que se desprende de la orden que les dio Maduro a sus seguidores hace unas semanas: «Ganaremos la Asamblea como sea».
El «como sea» se ha convertido en el eslogan de campaña del chavismo.
«Hasta la victoria como sea. Que se entienda bien. ¿Ustedes entienden cuando yo digo como sea? Esta patria no la vamos a vender», dijo Maduro el jueves.
La oposición ha denunciado –en algunas ocasiones con fotos y videos– otros ataques en Caracas, Maracay, Guasdualito, Cojedes y Ciudad Guayana durante eventos proselitistas; entre ellos dos del excandidato presidencial Henrique Capriles.
La mayoría tienen en común que son perpetrados por hombres vestidos con símbolos oficialistas y se producen en zonas consideradas bastiones chavistas.
Otro de los ataques se produjo en el barrio popular de Petare, en Caracas, donde una caravana de motos liderada por el candidato opositor Miguel Pizarro acabó dispersada tras un tiroteo.
«Ni sus tiros, ni sus pistolas, ni su amedrentamiento van a poder más que la fuerza de un pueblo que decidió cambiar», declaró Pizarro.

Venezuela polarizada
Solo minutos antes de que se supiera de la muerte de Díaz, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo en su programa de televisión que los ataques son «montajes» realizados por los enemigos del oficialismo.
«Ahora la nueva moda es: ‘grupos armados del chavismo atacaron a no sé quién’. Esa nos la sabemos ya. El 6-D van a salir grupos armados, pero de amor, y vamos a salir a ganar, porque aquí tiene que ganar la alegría», dijo.
El chavismo parece ahora volcado en denunciar la supuesta violencia que caracteriza a la oposición, en contraposición al amor que ellos dicen profesar.
Desde que Chávez llegó al poder hace 17 años, dicen, la oposición ha demostrado que su «única arma política es la violencia».

Como ejemplo ponen la ola de protestas de 2014, donde según el balance oficial murieron 43 personas.
El gobierno considera que esas muertes son responsabilidad de la oposición, que promovía las protestas.
Pero la oposición dice lo contrario: los muertos fueron obra del gobierno.
En esta campaña, Maduro ha dicho que el plan electoral de la oposición es «violencia o fraude».
Pero la oposición asegura que ese es, precisamente, el plan del chavismo, que nunca antes en 17 años había enfrentado unas elecciones con la oposición como favorita.
Cuando la Venezuela de la polarización no está en campaña, todo evento tiene dos versiones opuestas. En campaña con mayor razón.